LA DIABETES
es una enfermedad crónica multifactorial que afecta la manera como el cuerpo utiliza la glucosa circulante en sangre.
Durante el proceso de digestión de los hidratos de carbono complejos, el principal producto final es la glucosa, un monosacárido que es la fuente principal de combustible para las células que forman los músculos y tejidos. La glucosa pasa al torrente sanguíneo donde debido a la acción de la insulina entra a las células. En las personas diabéticas uno de dos componentes de este proceso falla:
- El pancreas no produce o produce muy poca insulina. Esta es la diabetes Tipo I. Las personas que padecen este tipo de diabetes son insulinodependientes.
- El pancreas produce suficiente insulina, pero las células del cuerpo no responden a la misma eficientemente, debido a una condición que se conoce como resistensia a la insulina, RI. Esta forma de diabetes se conoce como Tipo II. En algunos casos cuando la enfermedad avanza, los diabéticos Tipo II también se convierten en insulino dependientes.
También existe una condición temporal, que ocurre algunas veces durante los últimos meses del embarazo, que se conoce como diabetes gestacional. En la mayoría de los casos desaparece luego de nacer el bebe.
Sin importar el tipo de diabetes que una persona pueda padecer, el resultado es que hay demasiada azúcar (glucosa) en la sangre, lo que puede llevar a padecer problemas graves: ceguera, insuficiencia renal, infarto de miocardio, ACV y amputación de miembros inferiores.
Datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS)
De acuerdo a la OMS, entre 1980 y 2014 el número de diabéticos en el mundo subió de 108 millones a 422 millones, un incremento de casi 400%. En el mismo período, la prevalencia de diabetes en el mundo, en personas mayores de 18 años, pasó de 4,7% a 8,5%, teniendo un mayor incremento en los países de menores recursos.
La OMS estima que la diabetes será la séptima causa de muerte a nivel mundial en el año 2030.
Factores de riesgo para la diabetes
Existe una serie de factores que constituyen el síndrome metabólico, una condición que hace que la persona sea mas propensa a desarrollar diabetes tipo II. Estos son: Obesidad abdominal: La circunferencia abdominal, medida en centímetros a un nivel justo por encima del ombligo, debe tener un máximo de 94 cm en el hombre y 80 cm en la mujer (antes se manejaba 102 y 88 cm, respectivamente) Trigliceridos elevados por encima de 150 mg/dl o en tratamiento para bajarlos. Nivel de colesterol HDL por debajo de 40 mg/dl en el hombre y de 50 mg/dl en la mujer, o en tratamiento para subirlo. Presión arterial elevada o en tratamiento. Y glucosa en ayunas mas de 100 mg/dl o en tratamiento.
Mejorar la alimentación, bajar de peso e iniciar un programa de ejercicios pueden ayudar a combatir el síndrome metabólico y a prevenir la diabetes.
En general, los factores de riesgo para la diabetes son:
- Antecedentes familiares: la probabilidad de desarrollar diabetes aumenta si una persona tiene familiares directos, padres o hermanos, que padezcan la enfermedad.
- Peso: Las personas con sobrepeso elevado u obesidad tienen un riesgo mayor de sufrir diabetes tipo II. Se estima que aproximadamente un 85% de los diabéticos presenta sobrepeso u obesidad. El aumento de la grasa corporal, especialmente alrededor de la cintura, aumenta el riesgo de diabetes. Perder peso es esencial para evitar la diabetes y también para su tratamiento en caso de haberla desarrollado. Es un hecho que personas que se someten a una cirugía bariátrica y pierden una gran cantidad de kilos, 30-40 kilos, han logrado revertir la diabetes.
- Sedentarismo: La inactividad física es una de las causas del sobrepeso u obesidad, por lo tanto, la actividad física es primordial para evitar la diabetes tipo II, ya que ayuda a controlar el peso, utiliza la glucosa como fuente de energía, recupera la sensibilidad de la células a la insulina y mejora la circulación.
- Edad: En la medida que envejecemos, especialmente después de los 40 años, se incrementa el riesgo de sufrir diabetes. Aquí existen algunos cofactores que contribyen con este riesgo. Por ejemplo, a medida que la gente envejece se hace mas sedentaria y además se pierde masa muscular mas fácilmente a partir de los 40 años.
- Mala alimentación: La alimentación juega un papel muy importante en el desarrollo de la diabetes. Una ingesta calórica muy elevada en relación con la edad, el sexo y la actividad de la persona indudablemente llevará al sobrepeso u obesidad. Adicionalmente una dieta cargada de carbohidratos refinados, que incluye galletas, azúcar refinada, refrescos, helados y dulces en general, no solo tiene como consecuencia el aumento de peso, sino que también puede llevar a la resistencia a la insulina, una condición prediabética.
Otro factor a considerar es la frecencia de la ingesta de comida. Es recomendable que una vez que la persona haya terminado de comer, se espere al menos 2 horas antes de ingerir algún otro alimento.
Metabolismo de la glucosa
La glucosa se almacena en el hígado y en el músculo en forma de glucógeno, que es la forma de almacenamiento de los hidratos de carbono en el organismo y constituye la principal fuente de energía cuando practicamos una actividad física intensa. Cuando hay una disminución de la glucosa en sangre, el glucógeno es degradado por la acción de enzimas y transformado en glucosa.
Por lo tanto, la glucosa proviene de dos fuentes principales, los alimentos y el glucógeno muscular y hepático. Al ingerir alimentos, el pancreas secreta la insulina hacia el torrente sanguíneo, donde funciona como una llave que permite que la glucosa entre a las células. De esta manera disminuye la glucosa circulante en sangre y como consecuencia baja la secreción de insulina desde el pancreas. Cuando no se han consumido alimentos por un período de tiempo y los niveles de insulina son bajos, el glucógeno es convertido en glucosa y enviado al torrente sanguíneo para mantener el nivel de glucosa dentro de un rango normal y así cubrir las necesidades energéticas del organimo. El nivel normal de glucosa en sangre es de 70 a 110 miligramos de glucosa por decilitro de sangre (mg/dl), medidos tras 12 horas de ayuno. Sin embargo, una medición por encima de 100 mg/dl es una señal de alerta y se debe analizar la causa, para tomar las medidas pertines y evitar desarrollar diabetes.
Diagnóstico de la diabetes
Muchas personas padecen diabetes y lo desconocen ya que no presentan ningún síntoma, principalmente en las etapas tempranas de la enfermedad. Sin embargo, para la mayoría de las personas existen dos síntomas clásicos que indican la posibildad de tener diabetes: sed excesiva (polidipsia) sin causa y aumento de la micción diurna y nocturna (poliuria). Hay otros signos y síntomas como por ejemplo hambre frecuente (polifagia), pérdida de peso sin causa aparente, aumento de peso, este es mas frecuente en la diabetes tipo II, debilidad, cicatrización lenta de heridas, mareos, visión borrosa, piel seca, hormigeo o pérdida de sensación principalmente en miembros inferiores. Sin embargo, en muchos enfermos no se presentan síntomas manifiestos, por lo que para llegar a un diagnóstico, se deben llevar a cabo estudios específicos de la sangre y en algunos casos de orina.
Prueba de glucosa en ayunas
Qué indican los resultados de una prueba de glucosa en ayunas:
Resultado Indica
Menos de 100 mg/dl normal
100-125 mg/dl en riesgo de desarrollar diabetes
Mayor a 125 mg/dl en dos diabetes
pruebas separadas
Existen otras pruebas que se pueden realizar antes de llegar al diagnóstico de diabetes.
Hemoglobina glicosilada (HbA1c), cuyos resultados se evaluan de acuerdo al siguiente criterio:
4 – 5,6% La persona está saludable y con un mínimo riesgo de desarrollar diabetes
5,7 – 6,4 % La persona está en riesgo de desarrollar diabetes
Mayor a 6,5% La persona tiene diabetes
La hemoglobina glicosilada mide el nivel promedio de glucosa en sangre en los últimos 3 meses, aproximadamente.
Prueba de tolerancia a la glucosa
Para esta prueba la persona asiste al laboratorio en ayunas. Al paciente le dan a ingerir un vaso (250 ml) de glucosa o un líquido que contenga aproximadamente 75 gr de azúcar. Le sacan la sangre para medir la glucosa antes de ingerir el líquido, 1 hora y dos horas después. Si después de dos horas la glucosa está entre 140 y 199 mg/dl, hay intolerancia a la glucosa, una condición prediabética. Si está igual o mayor a 200 mg/dl, la persona tiene diabetes.
Tratamiento
Cambios en el estilo de vida
Esta es una de las medidas mas importantes, tanto para evitar el desarrollo de la enfermedad como para su tratamiento en caso de padecerla.
Ejercicio físico: Una persona diabética tiene que hacer ejercicio, principalmente caminar. Se recomienda una caminata de 45 minutos a 1 hora, 6-7 días a la semana. Esto es tan importante como tomarse una pastilla. Puesto de otra manera, no caminar equivale a no tomarse la pastilla. Durante el ejercicio, las células reciben la glucosa directamente y esto tiene dos efectos: baja la azúcar en sangre y disminuye la resistencia a la insulina.
Alimentación saludable
Los objetivos de la dieta deben ser lograr un peso adecuado del paciente, manteniendo una buena nutrición; controlar la glicemia en sangre, disminuyendo el riesgo de hipoglicemia. Lograr unos niveles de colesterol apropiados, principalmente HDL y trigliceridos entre 50 y 150 mg/dl.
Una alimentación saludable debe garantizar la ingesta adecuada de macronutrientes: carbohidratos, proteínas y grasas saludables, y de micronutrientes: minerales y vitaminas, contenidos principalmente en los vegetales y frutas frescas. La cantidad se debe ajustar a cada persona de acuerdo a su edad, sexo, actividad diaria y ejercicio físico, tanto aeróbico como de fuerza. Igualmente se debe conocer el nivel de glucemia en sangre de la persona al momento de indicar una dieta. Para cada persona se debe considerar tanto los alimentos que ingiere, así como también la cantidad y la frecuencia de cada comida, bien sea principal o merienda. Para la persona diabética es de primordial importancia disminuir el consumo de carbohidratos refinados, que incluye azúcar, refrescos, helados, galletas, etc. Los carbohidratos que se consuman deben ser preferiblemente de absorción lenta o de bajo índice glicémico. Aumentar el consumo de vegetales, carnes magras y grasas saludables, como el aceite de oliva extra virgen, el aguacate y las semillas oleaginosas.
Hacer ejercicio y mejorar la alimentación también van a tener el efecto de disminuir el peso de la persona, lo que a su vez es un beneficio adicional para el control de la diabetes, ya que la RI disminuye con la reducción de peso, pero puede reaparecer si el paciente vuelve a engordar.
Tratamientos con plantas
Noni: Mejora sensibilidad de las células a la insulina, lo que permite una mejor utilización de la glucosa. En otras palabras, disminuye la resistencia a la insulina y tiene un efecto hipoglicemiante leve.
Diamet: producto a base de achiote, eucalipto, pata de vaca y cundeamor que ayuda a normalizar la glucosa en sangre.
Cloruro de magnesio: El magnesio es esencial para el funcionamiento de los nervios y músculos y muy importante para convertir en energía la glucosa circulante en sangre.
Moringa: Coadyuvante en el tratamiento de la diabetes por su efecto hipoglicemiante.
Naturópata José Gregorio Gimón
Experto en nutrición y nutrición deportiva